Tú, vástago
De los dias que nunca han muerto,
Tuyo es el tiempo
De contemplar las rutas siderales,
De soñar con lo que nunca debió ser
Y sin embargo, todo lo fue,
De tragar el nectar de la confusión
Y de la duda casi inconquistable,
De escalar las frondosas montañas
Que tanto te separan
De los seres incorruptos,
De los seres incorruptos,
De malherido, dejarte abatir
Y aún así, eviterno perseverar,
Al recelo de un demiurgo
Que por amor todo te ofreció,
Incluso al mismo horror
De no saberte bien amado