Agua salada,
Meandro del océano
Llamado congoja,
Derramada se entrega
Al caer sobre las alas
De un ángel denegrido
Cuyas plumas abrazan,
No sin antes bien apretar,
A un hombre abandonado
Por las lóbregas estrellas
A la suerte maltrecha
De gritar y vosciferar,
Y con sus ojos, mojar
Hasta enjuagar, por finalizado,
La túnica de un rey sagrado,
A su débil espíritu fortalece
Y lo excomulga de toda culpa
Al expiar la injuria de su enfado
El hombre se entrega
Al hambre del universo
Y a la triste melodía
Que suavemente toca Orfeo
Pues por cierto es estimado,
Que el ángel oscuro
Bien cantar sabe, e incluso,
En los vagos ensueños de Morfeo,
Sus regios labios condenados
Con firme suavidad murmuran:
"Alzate hombre, pues,
El mundo entero a tí te es dado"
M.T.
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