lunes, 18 de febrero de 2019

RELATOS: El Aciago Destino


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Su séquito oía atribulado, mientras el Asceta decía:

- Hay una enorme araña, una tan enorme que en cuyo vientre yacen mil soles; y por cada ojo, caben mil mundos; es tan gigante y colosal, que ni la más pequeña de sus patas logra aglomerar, siquiera, la infinidad.

El Asceta se detuvo, y mirando a los ojos incrédulos gritó:

- ¡Esta araña existe! no he de mentirles, pues no dispongo ni necesito de razones. Y no sólo existe, sino que… ¡ustedes y yo somos sus hijos! -fue aqui que sus oyentes comenzaron a retirarse, uno a uno-. Y por cada uno de sus hijos -continuó-, esta gran araña confiere sus arcanos. Ella entreteje un laberinto de tela refinada; y jugando, como toda madre que juega con su hijo amado, nos esconde dentro de él, no sin antes enseñarnos cómo tejer a voluntad con su misma seda, pues no olviden que su don nos es atribuido al preservar su linaje.

Pronto el Asceta se halló en su soledad, abandonado por su séquito, y bajo las oscuras estrellas lloró y durmió. Al despertar partió hacia otra aldea en silencio.

FIN

M.T.

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